Nanotecnología en etiquetas alimentarias: cambian de color si detectan deterioro

D. Ayensa. Etiqueta sensible; etiqueta inteligente… se trata, en fin, de alertar a los consumidores, con un código de color, cuando un cartón de leche se ha vuelto agrio o una lata de judías verdes se estropeó, sin abrir los recipientes. Esta etiqueta, pegada al envase, sirve también para determinar si medicamentos (y otros productos perecederos) siguen activos o frescos.

Chao Zhang, de la Universidad de Pekín, en China, investigador principal, durante la247 Reunión Nacional y Exposición de la Sociedad Americana de Química (ACS), en Dallas, EEUU: “Esta etiqueta, que tiene una consistencia de gel y realmente barata y segura, puede ser ampliamente programada para imitar casi todos los procesos de deterioro ambiental en los alimentos”.

Asunto de precaución

Con estas etiquetas, el problema de conocer el estado de alimentos frescos perecederos envasados cambia completamente. “Una verdadera ventaja es que incluso cuando los fabricantes, propietarios de la tienda de comestibles y consumidores no saben si la comida ha sido expuesta indebidamente a temperaturas más altas, lo que podría causar su deterioro, la etiqueta proporciona una indicación fiable de la calidad del producto”.

Las etiquetas, aproximadamente del tamaño de un grano de maíz, se corresponden con distintos códigos de color: rojo anaranjado o rojizo significaría que el alimento está fresco, y cuando, con el tiempo, cambie a naranja, amarillo y verde, indica que la comida se está deteriorando.

Etiqueta sensible, para alertar a los consumidores

Etiqueta sensible, para alertar a los consumidores

“Los colores significan un rango de entre 100% fresco y 100% en mal estado. Por ejemplo, si la etiqueta dice que el producto debe permanecer fresco durante 14 días en condiciones de refrigeración pero este indicador es de color naranja, significa que el producto es sólo aproximadamente la mitad de fresco, por lo que el consumidor sabe que el producto es comestible sólo otros siete días si se mantiene refrigerado”.

Experimento con E.Coli

Para la experimentación con estas etiquetas usaron la bacteria ‘E. Coli’ en la leche, como un modelo de referencia. “Sincronizamos con éxito, en varias temperaturas, el proceso de la evolución química en la etiqueta inteligente con los procesos de crecimiento de microbios en la leche”.

Las etiquetas están compuestas por diminutos nanorods metálicos que, según distintas etapas y fases, cambiarán de color: rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.

“Los nanorods de oro que utilizamos son inherentemente rojos, dictando el color inicial de las etiquetas. El cloruro de plata y la vitamina C también están en estos indicadores, reaccionando lentamente y de forma controlada.

“Con el tiempo, la plata metálica gradualmente se deposita en cada nanorod de oro, formando una capa de plata, que cambia la composición y forma la partícula química, por lo que el color de la etiqueta sería diferente.

“Por lo tanto, ya que la capa de plata se espesa con el tiempo, el color de la etiqueta se desarrolla a partir del rojo inicial al naranja, amarillo y verde e, incluso, azul y violeta”.

Además, barata

Que los nanorods estén hechos de oro y plata no significa que se paguen a precio de oro: una etiqueta así tendría un coste, por todos los productos químicos, de menos de un centavo de dólar (0,002 dólares).

“Además, los reactivos de las etiquetas no son tóxicos y algunos de ellos (como la vitamina C, el ácido acético, el ácido láctico y el agar) son incluso comestibles”.

Fuente; www.acofesal.org

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